lunes, 30 de marzo de 2020


INTELIGENCIA  EMOCIONAL


La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos las personas para percibir las emociones tanto propias como ajenas, así como comprenderlas y regularlas. Para poder adquirir habilidades sociales y crear un ambiente positivo con las personas que te rodean, la inteligencia emocional es fundamental.
La inteligencia emocional está compuesta por una serie de habilidades que te permiten tener ese auto control de nuestras propias emociones y sentimientos. Estas habilidades frenan tus comportamientos impulsivos y ayuda a la resolución de conflictos de una manera asertiva. Así, describiremos a continuación tales habilidades para facilitar su comprensión.
A grandes rasgos podríamos decir que es la habilidad para tomar conciencia de las propias emociones y de las demás personas y la capacidad para regularlas. La conciencia emocional es el requisito para poder pasar a la regulación. La auto regulación emocional consiste en un difícil equilibrio entre la impulsividad y la represión. Ambos extremos pueden ser igual de perjudiciales.
También existe la regulación de las emociones de los demás, en el sentido de que el comportamiento de cada persona influye en las emociones de los demás y por tanto en su comportamiento. Conciencia y regulación emocionales deben considerarse competencias básicas para la vida, ya que la persona que las ha adquirido está en mejores condiciones para afrontar los retos que plantea la vida. En último término, son elementos esenciales en la construcción del bienestar personal y social.
Percepción emocional
La primera habilidad de la inteligencia emocional es la percepción emocional. Ésta hace que te percates de qué es lo que sientes en un momento determinado y podamos así identificar que tipo de emoción estamos sintiendo en ese instante.
La percepción emocional también te ayuda a reconocer qué emociones y sentimientos están sintiendo otras personas, pues te facilitará la interpretación tanto de las expresiones faciales, como los gestos y el tono de voz.
Los niños empiezan a identificar los estados emocionales propios y ajenos a partir de los 3 años, y establecen relaciones de manera que si tú estás triste o no tienes un buen día y tu expresión facial es de tristeza, tu hijo te lo notará y se percatará de que te sucede algo.
Facilitación emocional del pensamiento
La facilitación emocional te permite establecer relaciones entre lo que sientes y el problema que se te haya presentado. Es decir, cuando estás en una situación determinada las emociones influyen en tu pensamiento y en tu manera de actuar, haciendo que tomes unas decisiones u otras. Así, esta habilidad te ayudará a actuar de forma positiva para la resolución de tus problemas.
Como es evidente, si estás muy feliz no vas a actuar de la misma manera que si estás triste, por lo que tus puntos de vista, tu estado de ánimo e incluso tu humor van a influir en tus decisiones, relaciones con los demás y en tu manera de actuar. Es importante que seas capaz de controlar tus emociones y dirigir la atención a los asuntos verdaderamente importantes, sin dejarte llevar por los impulsos del momento.
Comprensión emocional
La comprensión emocional es de suma importancia, pues te permite comprender qué emociones son las que sientes en un momento determinado. Por lo tanto, si puedes llegar a saber qué es lo que te pasa y el por qué estás sintiendo esa emoción,
En otras palabras, la comprensión emocional te ayuda a pensar antes de actuar. Si comprendes qué te sucede, será más fácil buscar una solución al problema y sobre todo, a cómo sobrellevarlo sin necesidad de realizar actos de los que luego puedas arrepentirte. Esta habilidad comienza en la infancia, y se va desarrollando a lo largo de toda la vida.
Regulación emocional
La regulación emocional es la habilidad más compleja de la Inteligencia Emocional, porque engloba todas las habilidades mencionadas anteriormente. Consiste en ser capaz de regular tanto tus emociones como la de los demás.
Para regular tu comportamiento cuando estás sintiendo una emoción, primero tienes que saber qué te ocurre (percepción emocional), cuáles son las relaciones entre esa emoción y tu comportamiento (facilitación del pensamiento), por qué te ocurre eso (comprensión emocional), y cómo no actuar impulsiva mente sin que sea la emoción la que te domine a ti (regulación emocional).
Por lo tanto, esta habilidad exige la puesta en práctica de diversas estrategias para no actuar impulsiva mente, y hacer que los demás tampoco lo hagan contigo. La regulación emocional también te permite ocultar las emociones cuando la situación no te permita expresar lo que sientes.
Con esta habilidad, podrás ser capaz de fingir que estás bien cuando en realidad estás mal, por lo que podrás elegir a expresar o no tus sentimientos. Del mismo modo, puedes actuar de una determinada manera haciéndoles pensar a los demás que estas feliz cuando en realidad estás roto por dentro.
Todas las habilidades que componen la inteligencia emocional deben ser entrenadas desde que somos muy pequeños para poder llegar a ser muy inteligentes emocionalmente y poder dominar las situaciones, en lugar de ser ellas las que te dominen a ti. Por eso es tan importante la inteligencia emocional, porque te permite tener ese auto control sobre lo que sientes y actuar de manera adecuada dependiendo de cada situación.
De forma sencilla podemos definir la inteligencia emocional como la capacidad que tenemos las personas para comprender y manejar nuestras emociones y las de los demás de forma positiva y eficiente. Dicho de otro modo, las personas con una elevada inteligencia emocional son aquellas de las que antes se solía decir que eran muy sociables, personas con habilidades psicológicas capaces de expresar de forma equilibrada sus emociones, entender las de los demás y utilizar toda esa información para comportarse de manera lógica en función de sus objetivos.
Todos conocemos personas que no gestionan bien sus emociones. Son personas que se enfadan con facilidad, que se sienten tristes a menudo o que son demasiado impulsivas. Por lo general, este tipo de personas no sabe expresar de forma adecuada sus sentimientos y suelen ser rechazados por los demás.
Así pues, la inteligencia emocional sirve para entender las emociones de los demás y para saber cómo relacionarnos con las personas, tanto en el trabajo como en la vida privada.
 ¿SE PUEDE MEJORAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?
La respuesta es sí. Lo cierto es que hacerlo uno mismo puede ser un camino complicado. Sin embargo, un Coach personal puede ayudarnos a aumentar nuestra inteligencia emocional con una serie de técnicas que nos ayuden a conocernos mejor y a cambiar los patrones de conducta asociadas a las emociones negativas.
 Se pueden mejorar notablemente tanto la inteligencia emocional como las habilidades sociales, que, por otra parte, son cada vez más demandas en los procesos de selección de personal.
Los estudios más recientes llevados a cabo por neurólogos han demostrado que el cerebro está dotado de plasticidad, es decir, de capacidad para cambiar a cualquier edad, por lo que se puede aprender empatía y gestión emocional.
Si te sientes identificado con los rasgos que describen a una persona como baja inteligencia emocional, quizá necesites un Coach para aprender a conocer tus emociones y manejarlas de forma adecuada en todas la situaciones, encontrar tu propia auto motivación para que tus emociones sirvan a tus objetivos, reconocer las emociones de los demás y así manejar las relaciones sociales de manera satisfactoria para ti y para tu entorno.

La relación entre emoción y salud es cada vez más evidente. Las investigaciones han demostrado cómo las emociones negativas contribuyen a disminuir las defensas del sistema inmunitario y por lo tanto predisponen a contraer enfermedades. En cambio, las emociones positivas contribuyen a aumentar nuestras defensas y en consecuencia, pueden funcionar como prevención.
Los objetivos de la educación emocional:
·         Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones.
·         Identificar las emociones de los demás.
·         Denominar las emociones correctamente.
·         Desarrollar la habilidad para regular las propias emociones.
·         Subir el umbral de tolerancia a la frustración.
·         Prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas.
·         Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas.

·         Desarrollar la habilidad de auto motivación.
·         Adoptar una actitud positiva ante la vida.
¿Cómo desarrollar la inteligencia emocional?
Una forma para desarrollar la inteligencia emocional es mediante programas de educación emocional. Estos programas deberían iniciarse en las primeras etapas de la vida, ya que en estas edades se dan las primeras bases del aprendizaje y relación. Por ejemplo, cuando un niño empieza a hablar, es importante decirle cosas relacionadas con sus emociones: “ya veo que te sientes triste porque me echas en falta”; “te sientes contento, ¿verdad? Yo también me siento como tú !qué alegría!”. Con ejercicios sencillos de este tipo le ayudamos a poner un nombre a sus emociones, compartimos las nuestras y conseguimos que los niños asocien la emoción con una situación vivida, lo que favorece el desarrollo de la conciencia emocional y su empatía.
No solo nos centraremos en la infancia, sino en cualquier etapa de la vida, por ejemplo en la etapa educativa de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) se hace necesaria la aplicación de la inteligencia emocional. Los adolescentes necesitan auto afirmarse, valorar sus capacidades y limitaciones, tomar sus propias decisiones, tener responsabilidades, sentirse aceptados por los demás, etc. En cualquier edad es primordial el desarrollo de la inteligencia emocional, ya que nos ayuda a conocernos mejor como personas y a comprender mejor a los demás.

         “La educación emocional debe empezar desde el nacimiento”


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